Ojalá me estuviera despidiendo para irme de viaje en un tour por Europa, para buscar el lugar de naturaleza que tanto quiero y dedicarme por un tiempo a escribir, leer, pintar mandalas y hacer mis collages.
Pero no, sigo aquí, en la misma habitación, la misma computadora y la misma rutina, no sin dejar de agradecer mi presente, claro está.
“Pero entonces, por qué te estás despidiendo” dirían ustedes y no las quiero confundir.
Durante los últimos “ya casi 9 años” desde que impartiera mi primer taller de mandalas, he conocido cientos de participantes en su mayoría mujeres.
Ojalá todas esas participantes estuvieran hoy aquí, el grupo sería más grande, aunque muchas en silencio sé que me siguen en las redes, gracias.
Pero cada una toma su camino en su momento, por ello mi despedida es hacia ellas o hacia ti que lees este post, porque quizás tuvimos un presente de 2 horas en un taller y ya no nos volvimos a ver.
Alguna vez alguien me dijo que la vida es como ir en viaje por tren, en cada estación se bajan personas y se suben nuevas que nos acompañan el resto del camino hasta que llegue nuestra estación y tengamos que bajarnos. (En Guatemala ya no hay tren, solo alcancé a conocer todavía a los últimos trenes de carga, estuvo funcionando desde 1880 hasta el 2007, pero nunca me subí a uno.)
Algunas alumnas están en un taller, en una actividad, luego nunca más se vuelven asomar, otras están por unos meses y luego se van. Pero hay otras que se van por un tiempo y vuelven a regresar. Y otras más, me siguen constantes desde hace ya varios años. Algunas aún no han llegado.
Todas las maestras y facilitadoras del mundo saben que así es la vida, encariñarse es fácil, pero desentenderse lleva tiempo, olvidar ya no digamos.
Lo que me llena de orgullo y satisfacción es saber que voy dejando semillitas de motivación en esas estaciones. Algunas dejan las semillitas tiradas, es que aún no ha llegado su momento de trabajar en su crecimiento personal o en el arte con mandalas. Otras, toman la semillita y la siembran en su jardín abriendo sus mentes y expandiendo horizontes hacia temas que les interesan y empiezan su camino de crecimiento en otra parte. Otras, toman la semillita y la siembran en una macetita y continúan su camino de crecimiento conmigo, durante un tiempo hasta que la plantita empieza a florecer. Otras todavía no han visto mis semillas, les han contado pero todavía no se han interesado y tras tanto tiempo de eso ya me he acostumbrado.
Así que como toda buena maestra sabe en qué momento es propicio decir “adiós”, un “hasta luego” o un “te extrañaré” o un "buena suerte" y seguir adelante en el recorrido del tren esperando a las que están por subirse.
Pero no sin antes desearles todo lo mejor del mundo, que se sientan orgullosas de sí mismas y se pongan como prioridad, sigan adelante, trabajen, estudien, tengan vidas bonitas y continúen con sus mandalas, escribiendo, leyendo y poniendo en práctica todo lo que aquí en Armonízate les motivó.
Mientras, yo seguiré esparciendo esas semillitas, me faltan muchísimas más antes de bajarme del tren.
Abrazos de la Armonía.
Qué lindo mensaje Armonía, esa es la labor del docente, dejar una semilla, y creo que eso tú lo has logrado maravillosamente. Los últimos tiempos han traído para la humanidad grandes aprendizajes y ha abierto la posibilidad también de fortalecer estos lazos de hermandad y humanidad más allá de las fronteras geográficas a través de la red y eso es fantástico, porque nos permite conocer y establecer lazos energéticos muy fuertes con personas de otras latitudes y allí las fronteras carecen de sentido. Así que todo el servicio que desde tu saber, desde tu ser y desde tu hacer, has prestado a otros seres y sobre todo a nosotras las mujeres, es conectar con tus dones para ponerlos al servicio…