Cada vez que inicia un año todas las miradas están puestas “con cierta presión” en nosotras, como los famosos 12 deseos que se acompañan con 12 uvas, ¿Cuáles serán tus propósitos de año nuevo?
Pero cuando vamos ya por mediados de enero, esos propósitos al parecer están muy lejos de lo que podría haber sido un simple juego o compromiso en la cena familiar de año nuevo.
Propósitos para un año es fácil, pero y ¿las metas y sueños que teníamos en la infancia?
Acabo de caer en la cuenta que de niña nadie me motivó a tener sueños y metas, quizás ni siquiera se hablaba de ello, y lo que es más triste, los adultos jamás platicaban con los niños, y mi maestra de primaria que me dio clases de 2do a 6to jamás nos habló de ¿Qué queríamos ser de grandes?, disciplina y estudio es lo que más recuerdo que nos insistía entre materia y materia, la recuerdo con mucho cariño, eso sí, fue una “gran maestra”.
Estoy leyendo un libro de autoconocimiento que amablemente una de mis alumnas me hizo llegar desde México, el cual recomiendo titulado: ¿Y.…qué pasó con tus sueños, mujer? De la autora Jacqueline García, autografiado personalmente para mí. Pero no me podido pasar del capítulo 3 porque uno de los ejercicios es recordar esos sueños de infancia. Solo recuerdo que me encantaba jugar de dar clases, colorear libros, escribir historias e inventarme cuanta manualidad y juego podía, eso sí que lo tengo bastante claro, pero ¿metas? ¿sueños? ¿planes?, solo sabía que quería ser: graduada universitaria, porque era la famosa frase que nos daban hasta con el pan del desayuno “Estudien para ser alguien en la vida”, y pues estudié.
Tengo 2 hermanos 10 y 12 años mayores que yo, y el otro día en una reunión familiar con mis papás y mis hermanos les lancé la pregunta ¿por casualidad se recuerdan si yo de niña mencionaba algún sueño o meta? Y todos al unísono con cara de extrañados me dijeron: “no”.
Sentí como que yo misma me hubiera lanzado un cuchillo al corazón y me puse triste.
Y se que muchas quizás se identifican conmigo. Traté de recordar a todos los adultos que tuve cerca en mi infancia, mi abuelita, mis tías, primas mayores, y así la lista pero cada vez que visitábamos alguna de sus casas o llegaban a la mía, la famosa frase que nos decían: “Vayan a jugar y déjennos platicar”… como agua entre las manos se fueron esas oportunidades de que algún adulto nos alentara (hablo en plural porque crecí con mi hermana menor) o que algún adulto nos motivara a hacer cosas, a ver más allá de lo lógico y predecible, a saber que había un mundo tan basto y grande que podríamos haber hecho cualquier cosa, pero metida entre los libros de historia, ciencias, matemática y gramática ese mundo existía solo allí en los libros.
Pero para no hacer más largo este texto y volver al aquí y ahora, me recordé del libro que medio leí "El plan de tu alma" (en inglés "Your Soul's Plan") escrito por Robert Schwartz. El dice que tenemos un plan de vida que planificamos muy bien antes de nacer, que solo debemos relajarnos y dejar que todo fluya, que la vida nos acomodará y nos dará las herramientas necesarias para vivir la vida y cumplir con esa tan importante “misión” en ésta reencarnación.
Soy creyente del tema de vidas pasadas, reencarnación y he leído mucho al respecto, así que me he tranquilizado y espero darme el tiempo para leer con detalle. Pero para que nos dé curiosidad e indaguemos un poco, dejo aquí los puntos principales que trata el libro que me parecen muy interesantes:
En este libro, el autor explora la idea de que las almas eligen sus experiencias de vida antes de encarnar en el plano terrenal. A través de entrevistas con personas que han experimentado desafíos significativos, Schwartz examina el propósito y el significado detrás de las elecciones de vida.
Planificación de la Vida:
La premisa central del libro es que, antes de encarnar, las almas participan en la planificación de sus vidas terrenales, eligiendo experiencias y desafíos específicos con el propósito de aprendizaje y crecimiento espiritual.
Elección de Desafíos:
El autor explora la idea de que las almas eligen enfrentar desafíos significativos, como enfermedades, discapacidades o pérdidas, como una forma de avanzar en su desarrollo espiritual y contribuir al crecimiento de otras almas.
Karma y Lecciones de Vida:
Schwartz examina cómo el concepto de karma se entrelaza con la idea de lecciones de vida. Sostiene que las almas acuerdan participar en ciertas experiencias para sanar el karma y aprender lecciones esenciales.
Entrevistas con Maestros Espirituales:
A lo largo del libro, el autor presenta entrevistas con maestros espirituales y médiums que, según él, tienen la capacidad de conectarse con el plano espiritual y acceder a información sobre los planes de las almas.
Propósito detrás del Sufrimiento:
Schwartz aborda la cuestión del sufrimiento humano y busca comprender el propósito y el significado detrás de las experiencias dolorosas, proponiendo que estas son elecciones conscientes de las almas.
Libre Albedrío y Elecciones de Vida:
El libro explora la relación entre el libre albedrío y las elecciones de vida predeterminadas. Schwartz sostiene que, aunque las almas planifican ciertas experiencias, todavía hay espacio para el libre albedrío y la toma de decisiones en la vida cotidiana.
Curación y Perdón:
Se discute el papel de la curación y el perdón en el proceso de aprendizaje y crecimiento espiritual. Las experiencias desafiantes a menudo ofrecen oportunidades para la sanación y la expansión de la conciencia.
Conexión con el Plano Espiritual:
El libro sugiere que las personas pueden acceder al conocimiento de sus planes de vida a través de la conexión con el plano espiritual a través de meditación, hipnosis regresiva u otras prácticas espirituales.
Así que nunca es tarde para plantearse esas metas, que sean acordes con lo que queremos y nuestra realidad, bueno, por lo menos así lo creo yo. Me cuesta ser soñadora y me baso más en teorías y con los pies sobre la tierra.
Abrazos a todas de la Armonía, que estén teniendo feliz inicio de semana, nos seguimos viendo en las actividades y talleres.
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Hice ésta ilustración porque tenemos que llevar a nuestra niña interior de la mano y consentirla y amarla.