Expresión muy típica de Guatemala, añorando el tiempo pasado, tanto del país por así decirlo y de nuestra propia vida, o recordando los tiempos de los abuelos.
Me vino a la mente hoy porque en la sesión # 3 de mi taller de escritura terapéutica, vamos a platicar un poquito de la infancia y adolescencia. A mucha gente no le gusta recordar, a mí me encanta (porque amé esa época) y mi mente se traslada a la adolescencia con frecuencia, (por eso escucho
la radio KissFM97.7, porque programan música en inglés de los 70’s a los 90´s principalmente y unas que otras modernas).
Pero no quiero hablar de mí, para eso ya he estado escribiendo mis memorias.
Me quiero enfocar a que muchas veces recordamos épocas pasadas extrañando, y es válido porque esos tiempos ya no vuelven, lo que hicimos o dejamos de hacer quedará siempre en nuestros corazones, pero no en el olvido. Pero lo importante de recordar es saber que pese a las circunstancias en que crecimos, estamos hoy aquí, con un gran camino recorrido lleno de aprendizaje, de experiencias que ya de adultos, nos hacen ver la vida desde otra perspectiva; ya no tan fácil cometemos errores, porque ya podemos analizarlos y saber las posibles consecuencias (sin generalizar claro).
Pero la sabiduría que da el tiempo, la podemos comprender hasta que ya vamos “entrando en años” como se dice.
Por eso es importante manejar las emociones negativas para no ir cargando culpas, rencores, tristezas del pasado que no nos permiten avanzar ni disfrutar del presente, sea como sea.
Aprender a soltar todo aquello que nos dañó quizás no sea tan sencillo, pero algo tenemos que hacer al respecto, aprender a perdonar, aprender a dejar ir lo que ya fue, recordar lo bonito, la familia, nuestra época escolar, nuestros maestros, amigos, porque ante cualquier situación, siempre hubo algo bueno.
Reflexionemos y busquemos esos espacios donde nos podamos “expresar”: talleres, grupos, arte, naturaleza y perdonarnos a nosotros mismos primero por tener esos rencores que solo nos pueden llevar a generar enfermedades o consecuencias por nuestro mal carácter por poner un ejemplo.
Respiremos y veamos todo a nuestro alrededor, que por algo estamos hoy aquí y ahora, porque aún estamos cumpliendo una misión, y el día que la cumplamos será nuestra hora de partir de éste plano, ni antes ni después, pero creo que lo mejor será irnos con la satisfacción de un trabajo bien hecho, de llevar mucho aprendizaje y buenos valores para que si nos juzgan en el más allá, no pese tanto la balanza ¿verdad?
¿¡Te animas a valorar tu presente y soltar¡?
Armonía
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